Ruta de la Garnacha: Ambel-Bulbuente (PR-Z 181)

Moncayo

Aprovecharemos que empieza a hacer menos calor para pasearnos por el valle del río Huecha. En los últimos meses se han ido señalizando los diferentes caminos que unen los pueblos de la Comarca de Campo de Borja, un trabajo excelente en mi opinión. Completamos el primer tramo del PR-Z 181 y al azar elegimos Ambel como punto de partida para llegar hasta Bulbuente, es final de agosto y aún hace demasiado calor para andar por estos caminos pero continuaremos completando tramos durante el otoño. Se trata de un paisaje domesticado por el hombre, aunque sometido a los caprichos de nuestra montaña mágica que no nos quita ojo al fondo del valle. Huertas, maizales, almendros, olivos y por supuesto mucha garnacha a los lados del camino, "crucificada" en las modernas parras americanas o salvaje en el monte, y también viña de piedra que da extraordinarios caldos.

Viña de monte.

El camino no tiene perdida, salimos de Ambel por la C/Arrabal y seguimos la señalización hasta llegar al vecino Bulbuente. Curiosas bodegas son las de Ambel, algunas parecen hablar y contarnos la lenta agonía de su abandono.

Bodega de Ambel.

La huerta de Ambel se ve bastante cuidada y ricos tomates cuelgan de sus matas encañadas. En la pista asfaltada que se dirige a Alcalá de Moncayo, tomaremos el desvío que nos acercará hasta Bulbuente. Todo allí forma en linea bajo las directrices del amo de las tierras, un ejército de almendros y olivos vigila las viñas rebosantes de uva. Los maizales agitan sus puntas doradas llamando nuestra atención pero nosotros continuamos bajo el fuerte sol de finales de agosto. De vez en cuando, echamos la vista atrás para contemplar el gallardo porte del pueblecito desde el que partimos y que cada vez se va haciendo más pequeño en el horizonte.

Maizal en Ambel.

Ya cerca de Bulbuente, pasaremos junto a un pinar y al otro lado de la cañada divisaremos el edificio de una antigua abejera. Silvestres coscojares resisten a los lados del camino, sus bellotas seguramente alimentarían al ganado cuando lo había. Estamos caminando por un supermercado natural del que se aprovecha hasta el último metro cuadrado de tierra, incluso en los poco pinos que seguro esconden caza (podemos comprobarlo por el rastro de cartuchos que han abandonado cazadores poco nobles con la naturaleza).

Llegamos al cauce seco del Huecha, el agua se refugia del calor y corre subterránea en algunos de sus tramos. Las huechadas de primavera la harán aflorar y rodarán de nuevo sus cantos cuando el Moncayo mande sus aguas acumuladas en las cumbres nevadas durante el invierno.

Juncos en flor.

Las moras compiten en racimos con el viñedo aprovechando la humedad de acequias y balsas. Bellísimos juncos en flor sobresalen en una balsa cercana. Allí nos quedaríamos contemplándolos bajo la sombra de un árbol pero ya asoma Bulbuente a lo lejos y en unas pocas zancadas atravesamos el pueblo, parando a descansar en su frondoso parque y a refrescarnos con uno de los 20 caños de su curiosa fuente, y que no te parezcan muchos porque antes de su restauración he leído que tenía ¡¡40!!.

Fuente de los veinte caños (Bulbuente)

Tenemos que volver, sólo queríamos dar un pequeño paseo pero antes tocamos la señal de Malejan, nuestro próximo destino de la ruta.

¡Ala venga! ¿A qué esperas? ¡Dale al play!



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